Los alemanes y la conciencia ecológica


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A veces simplemente por el hecho de pertenecer a un mismo proyecto como es la Unión Europa o al lado occidental, pensamos que todo va a ser muy parecido, y que no vamos a encontrarnos con tantas diferencias. Sin embargo, no siempre es así. 


Algo tan común y del día a día como es el tratamiento de los deshechos y  de la basura que generamos puede ser muy diferente de unos países a otros. 

En España, por ejemplo tenemos un contenedor para el vidrio, otro para el cartón, otro para lo orgánico y otro para lo inorgánico. Este último podríamos denominarlo también cajón desastre, ya que por lo general en él vertemos todo lo que no sabemos dónde va.  

Además, en algunas calles también podemos encontrarnos un contenedor naranja que recoge el aceite usado. 

Pero si la teoría nunca ha estado del todo clara, ¿cómo vamos a poder llevarla a la práctica en condiciones?, ¿o es que se piensan que con decirnos que un tenemos que tener un cubo de basura para cada cosa, sin decirnos su proceso de descomposición vamos a saber dónde va cada cosa?. 

Por eso, no es de extrañar que los españoles reciclemos solamente un 15 %. Un porcentaje por debajo de la media europea que se sitúa en torno al 24%. Al igual que España hay otros países europeos muy lejos de la media y que no reciclan nada como Rusia, Polonia o Rumania. En el otro extremo nos encontramos con los países del norte de Europa, como Dinamarca, Noruega, Suecia, o Alemania. Países en los que la conciencia ecológica está a la orden del día. Por ejemplo, en Alemania, desde el primer día es necesario hacer un cursillo avanzado para saber en qué cubo debes verter los deshechos y la basura, para no confundirse, de lo estrictos que son. Y es que, ¡Quién iba a decir, que reciclar pudiese ser tan complicado!.

A parte de los 4 cubos tan característicos en los jardines de las casas: El azul para el cartón, el verde para lo orgánico, el negro para el resto de la basura y el gris para el conocido “Gelber Sack”. 

En las tiendas también puedes reciclar las botellas de vidrio, plástico y las latas. Lo único que debes hacer es meterlas en una máquina y te devuelven la fianza que pagaste cuando lo compraste. 

La verdad es que no me extraña que reciclen, cuando se paga por todo, hasta por ir al baño o a la playa, el hecho de que te devuelvan dinero, aunque sean sólo unos céntimos, debe ser una sensación maravillosa.

Asimismo, también es habitual el hecho de dejar en la puerta de la casa las cosas que no vayamos a utilizar más antes de tirarlo para que otras personas puedan reutilizarlo, o también se pueden llevar a centros específicos como tiendas de segunda mano, organismos sociales, o simplemente apartarlas para venderlas en los típicos mercadillos…

Esta conciencia ecológica además se percibe en otros ámbitos de la vida cotidiana. Como en el uso de la bicicleta en lugar del coche; el verde que hay y lo cuidado que está; el alquiler de las plazas de un vehículo cuando nos desplazamos unos cuantos kilómetros, con el fin de ahorrar en gasolina. 

Sin embargo, hay algo que me sigue llamando la atención, ¿cómo puede ser posible que sean tan ecológicos y luego tengan un lavavajillas en sus casas y en cambio compartan la lavadora con otros vecinos?

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